Es cierto, que a veces vemos donde no hay nada. ¿Quién no ha escuchado lo del bote de Coca-cola tumbado donde se ve un tipo (estilo Elvis) escupiendo a un afroamericano?, ¿O lo de la Coca-Cola Zero y las torres gemelas?, ¿O lo de la cajetilla de Camel?... buf, qué enrevesado, ¿no? Y más lo que podemos encontrar por youtube. Lo lamento, pero creo que hay gente con demasiado tiempo libre.
Aunque por otro lado, si es cierto que las grandes campañas publicitarias de las empresas siempre van acompañadas de un psicólogo o sociólogo. Este modo de utilizar bases psicológicas en la publicidad comenzó con aquellos anuncios de "¿Te gusta conducir?" de BMW. Fueron de los primeros anuncios donde el producto no salía en ninguna imagen, lo que en principio parece absurdo, pero que en realidad fue un éxito ya que no vendían un coche, sino un sentimiento, una marca (es este caso, seguridad, tranquilidad y placer).
Por supuesto, que la propaganda ya fue utilizada anteriormente en momentos singulares, como la Segunda Guerra Mundial, para debilitar moralmente al enemigo o para animar a las filas de los soldados.
Para acabar, volvamos a hablar de Coca-Cola, y es que no hay que olvidar que es la multinacional que más invierte en publicidad. Pensemos en cuantas veces vemos u oímos esta marca. Podemos pensar que ni una sola vez, pero si nos paramos a ver podemos observar que existe un gran bombardeo de publicidad de Coca-cola: letreros de bar, sillas de terraza, camisetas de equipos, carteles, camión de reparto, anuncios, patrocinios de eventos... Esto me lleva de nuevo a la pregunta del ejercicio: ¿Cómo es la publicidad en una democracia?. Pues después del continuo bombardeo publicitario en el que vivimos, podemos decir que no somos tan ciudadanos libres como pensamos, ya que estamos sujetos a la publicidad. Es lo que tiene, no ver donde sí hay.
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