martes, 2 de noviembre de 2010

¿Qué hay de nuevo viejo?

Este bloque de Valores en los medios, dentro de la materia no me deja tranquilo. Así que si es cierto eso de que uno de los objetivos de la asignatura era remover nuestro interior, conmigo lo ha conseguido. El tema es como canalizar todas esas ideas y exponerlas del modo más adecuado. Se agolpan y al final no sale ninguna.

Casasús deja claro cuáles serían los 5 principios básicos que el periodismo digital debería recoger si quiere hacer frente a lo que le viene encima y evitar que le devoren:
- Seleccionar adecuadamente las fuentes dentro del Mare Magnum de información que existe en la red. (Nadie dijo que esto de sobrevivir fuera fácil) 
- Participar validando o desmintiendo las informaciones relevantes que corran por Internet (insisto que nadie dijo que sería coser y cantar)
- También validar o desmentir contenidos informativos en la red.
- Hacer un uso correcto de la lengua, nada de relajarse y contagiarse de malos hábitos al escribir.
- Fomentar la lectura a través de un acercamiento profesional con los usuarios de la red.

Es curioso que son unos principios éticos muy similares (por no decir idénticos, a la prensa escrita, radio, etc...), con la peculiaridad de tratarse de un océano de informaciones donde cualquiera participa, opina y critica, y precisamente no de forma correcta. De ahí que el periodismo digital tiene que destacar adquiriendo la responsabilidad de boya fija en ese océano, donde poder sujetarse y saber que puedes confiar en sus informaciones. Aunque en un mundo de mentirosos y ladrones, eso es muy complicado. ¿Cómo no fiarnos de lo que nos dice la OMS (Organización Mundial de la Salud)? Es un organismo que emerge desde la ONU, tiene una imagen, una credibilidad. Pues hay lo tenemos, aún nos duele cuando nos la metieron doblada con la Gripe A. Y la prensa un juguete para promocionar vacunas milagrosas.
Así que permítanme añadir otro principio:
- Por mucho que verifiques las fuentes, nunca te fíes de nadie como periodista digital. De nadie.

Todo esto no deja de hacerme pensar. Precisamente tengo una amiga que es responsable de la sección de Cultura en un periódico digital de cierto prestigio. Es algo que me incomoda ya que de lo dicho anteriormente no tengo muy claro si lo cumple como periodista que es. Por lo que sé, su trabajo diario, precisamente en la sección de Cultura, se fundamenta en "cortar y pegar" sin investigación o retrospectiva alguna. Viendo su trabajo, diría que pronto se le acabará ya que solo los fuertes sobrevivirán. ¿Para qué un diaro digital si no se diferencia en nada de cualquier página de Internet? Si no hay veracidad en las palabras, ¿a quién creer?


Tengo que además comentar que mientras leía la importancia de un periodismo digital ético (J.M. Casasús), de pronto me crucé con un viejo conocido. Como si se tratase de la típica situación de un conocido en la calle: "No, no es él. Espera. ¡Sí, sí es él!". ¿Qué hay de nuevo, Mr. Rifkin?, mire que siempre le encuentro en donde menos me lo esperaba: en el "ADN" de J. Watson o en la Entropía de las clases de la facultad. Y reconozca que siempre que aparece es para joderme un rato, como los buenos amigos. Esta vez para recordarme que a veces no apreciamos lo que tenemos hasta que lo hemos perdido. Y una vez más, mi respuesta después de darle vueltas: Cierto. El problema es que fue hace 10 años cuando nos avisaba de ese peligro de pérdida de identidad, de globalización. ¡Bendito Anibal! Nuestro modelo prioriza en proteger al lector, mientras que la concepción estadounidense es la contraria, defender a la empresa, en este caso al periodista antes que el lector, lo que sería contradictorio. Tras esos principios de la prensa digital estará siempre el principio fundamental del periodismo: Trabajar por y para ofrecer la verdad a la sociedad.

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